Este blog es para el desahogo de un ciudadano que está cansado de que nos cuelen tantos engaños a casi todo el mundo. El único consuelo que me queda por ejercer es el de decir en voz alta "A MI NO ME ENGAÑAN".




Ya está disponible el ensayo
"Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Walt Disney y el ecologismo

Recuerdo un tebeo del DonMiki que leí de chaval (ya no los leo… bueno, quiero decir, no tanto como antes :P) en el que el negocio de turno del Tio Gilito consistía en comprar toda la costa de Groenlandia a precio de saldo (por aquello de que solo hay hielo) y una vez comprada, poner en marcha una macro-maquina futurista que, alterando la corriente del Golfo, llevaba el calor a Groenlandia, derritiendo el hielo. Después, comienza a urbanizarla y vender a precio de oro los pisos. Los esquimales que optaron por no comprar piso, tenían que comprarle a él la madera para hacerse cabañas, porque los iglús se les derritieron, con lo que el Tío Florentino, digo el Tío Gilito ganaba dinero en cualquier caso.

La historieta termina con que los gobiernos de Suecia y Noruega, países que comenzaron a congelarse como consecuencia del desvió de la corriente del golfo, se cabrean y mandan 5 destructores a cargarse la máquina para restablecer la corriente del golfo y con ella el orden natural de las cosas, haciéndole perder una millonada.

Los tres sobrinillos intentaron convencerlo de que aquello no estaba bien, pero no lo consiguieron.

En otra historieta de la serie, la escasez de alimentos es tan grande que las fresas se venden en joyerías y los calabacines cotizan en bolsa. En otra más, el deterioro de los suelos cultivables es tan grande que tienen que hacer huertos en la Luna, donde se había descubierto que las plantas, en atmósfera protectora, crecían mas rápido, pero termina fracasando porque al final resulta que también se echaban a perder mas rápido y no les da tiempo a transportarla hasta la tierra. En otra el próximo agotamiento del agua potable hace que tengan que remolcar hielo desde la antártida para abastecer de agua potable a las ciudades, pero ninguno de los cargamentos llega a su destino porque las empresas concesionarias se pelean entre si y se destruyen los icebergs.

Estas historietas, más que para niños eran para adultos con conciencia pre-ecologista. Siempre terminaban con la moraleja de que hay que cuidar lo que se tiene y no pensar que siempre se van a poder resolver los problemas in-extremis, pero sólo se alcanzaba este consenso cuando se veían las pérdidas económicas, nunca antes. Si tuviera tiempo las escaneaba y colgaba.

Podían parecer exageradas o fantasiosas, pero hoy día ya es realidad que los cítricos cotizan en Wall Street, y lo de los glaciares ya vemos lo que está pasando y veremos como habrá quien aproveche para sacar tajada. Del agua potable mejor no hablamos...

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