Como a estas alturas todos sabremos ya, ha habido un grave terremoto en Japón:
Al que le ha seguido una decisión bastante sensata, la de que Japón cierre todas las centrales nucleares.
Y es que una cosa de la que se habla poco es que, por muy seguro que se quiera hacer algo, siempre puede salir mal, y hay que prever las consecuencias.
No estoy diciendo que un aerogenerador sea invulnerable, o una placa fotovoltaica indestructible, pero en caso de catástrofe, las consecuencias son muy distintas
Si como consecuencia de un terremoto o de un atentado, cae un aerogenerador, o sale ardiendo el aceite de un cilindro parabólico de una termosolar, las consecuencias no son las mismas que si revienta la caldera de agua presurizada del circuito primario de una nuclear… no digamos ya si el reactor explota. No es lo mismo que explote una caldera de una térmica de biomasa (digamos orujillo), que el que explote una caldera de una nuclear.
Si cae un aerogenerador, no mueren 100.000 personas. Si explota una caldera de biomasa, no hay que evacuar a toda la población que viva en 200.000 km2. Si se rompe un panel fotovoltaico, no hay que tener bajo vigilancia a medio millón de personas por el mayor riesgo de leucemias.
Por negligencia técnica, atentado o catástrofe natural, pueden reventar tanto una nuclear, como una fotovoltaica o un aerogenerador. Pero las consecuencias son distintas.
Por favor, reflexionemos sobre ello
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