Texto extraido de una adaptación de La Guerra de los Mundos, de HG Wells
La población corrió despavorida y me vi arrastrado por ella, vagando desorientado y perdido.
Por fin, me dirigí al este, hacia el mar. Mi única esperanza de salvación, era un barco para huir de la isla.
Observé que cada vez se unía al doliente éxodo más y más gente.
Mujeres tristes y agotadas, sus hijos avanzando a trompicones con las caritas sucias de lágrimas.
Sus maridos amargados y furiosos.
Hombres ricos entre mendigos y parias.
Perros gruñendo y lanzando alaridos.
Y por todas partes soldados heridos tan indefensos como los demás
En toda la historia del mundo, jamás hubo tal cantidad de seres humanos que huyeran y sufrieran tanto juntos, no había disciplina alguna, era una desbandada sin orden ni meta.
Varios millones de seres desarmados y sin provisiones, impulsados a ciegas.
Era el comienzo de la derrota de la civilización.
Salvo por lo de que no había disciplina, que en el caso japonés sí que la habría, leo esto y me pongo darle vueltas a la cabeza con la que se liaría si hubiera que evacuar Tokio...
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