Creo interesante hacer una distinción entre lo que es
invertir y lo que es especular, porque esta confusión genera muchas falacias y
planteamientos erróneos, tanto por parte de la derecha, como por parte de la
izquierda. La derecha corrupta ataca a quien se opone a sus maniobras
especulativas, diciéndole que no les dejan invertir. La izquierda inútil ataca
a quienes invierten pensando que están especulando.
Vamos pues con la aclaración, pues es necesaria.
Invertir es, en sentido estricto, destinar una parte de
recursos económicos, entre ellos monetarios, en crear algo que permita, a su
vez, producir bienes económicos. Pongamos varios ejemplos.
Si se destina una cantidad de dinero a fabricar
aerogeneradores, dedicando para ello un dinero, que pagará unas nóminas de
trabajadores, comprará unas toneladas de acero, cobre y fibra de carbono, y
unos terrenos que ya no podrán usarse para otra cosa, para luego tener
electricidad generada, estamos invirtiendo. Antes, no había aerogeneradores.
Después, sí hay generadores que producen electricidad, un bien económico. Por
el camino, se ha gastado un dinero, se han consumido o inmovilizado activos
tangibles. Se ha producido una inversión, que puede ser rentable, o no serlo.
Montar aerogeneradores es una inversión, y según donde los pongas pueden ser
rentables o no. Montar una imprenta para imprimir Biblias en Riad, es una
inversión, porque surge una capacidad para producir un bien económico,
dedicando unos recursos para ello. Eso sí, es posible que esa inversión no sea
rentable. Lo normal cuando se produce una
inversión rentable, si la rentabilidad no emana de unas condiciones
artificiales creadas por algún cacique, es que esa rentabilidad para el empresario
implique un beneficio para el conjunto de la sociedad. La sociedad va a tener a
su disposición más energía que la que tenía antes de que se ejecutara esa
inversión, o bien más viviendas para que vivan personas, o bien una panadería
que fabricará pan que la gente comerá. Son inversiones
productivas.
Hay otra variante en lo que es el término invertir que
consiste en adquirir una capacidad productiva ya creada. Por ejemplo, si la
empresa titular de los aerogeneradores decide venderlos, y los compra otra,
entonces se dice también que “la empresa X invierte en la compra de unos
aerogeneradores en Tarifa”. Este tipo de inversión es neutra para la sociedad.
La sociedad va a seguir teniendo la misma cantidad de electricidad, y con el
mismo impacto ambiental, que tenía antes de que los aerogeneradores cambiaran
de dueño. Es una inversión financiera.
Por sí sola, no beneficia a la sociedad, pero tampoco la daña. Puede resultar
positiva o negativa para la sociedad dependiendo de otros factores. Por
ejemplo, si una empresa nacional va a quebrar, y una empresa extranjera la
compra para mantenerla, es positivo. Si una empresa nacional va bien y una
extranjera la compra para cerrarla y quitarse competencia, es negativo. En este
caso se invierte dinero en generar una desinversión de activos reales.
Como ejemplo adicional, pongamos que alguien hereda un
terreno y una elevada cantidad de dinero, y decide construir un bloque de
pisos. El dueño vive en uno de los pisos, y alquila los demás. Dedicando
cemento, ladrillos y dinero, se genera la capacidad de producir pernoctas, lo que beneficia a la sociedad, que ahora tiene
la capacidad de alojar a más personas. Pero igual al pasar los años decide no
complicarse la vida, y lo vende a una inmobiliaria, que invierte en comprar ese bloque, porque de acuerdo a sus cálculos,
el dinero que va a poder ingresar con los alquileres compensa el precio a pagar
por el inmueble. El heredero ha hecho una inversión productiva, la inmobiliaria
una inversión financiera.
Es decir, cuando se invierte, se gastan unos recursos en
crear algo que permitirá producir bienes con utilidad económica.
Quien monta el parte eólico, o quien construye el bloque de
pisos, lo hace porque piensa que el dinero que va a ganar en el ciclo de vida
del parque/bloque supera con creces el coste de acometer la inversión.
Dicho sea de paso, si un fondo inmobiliario compra a un
ayuntamiento un paquete de viviendas por debajo de su verdadero valor, pierde
el ayuntamiento y por lo tanto los contribuyentes de la ciudad donde estaban
esas viviendas.
La especulación,
por el contrario, ignora o no tiene en cuenta el beneficio que vaya a generar
aquello que crea o adquiere. La especulación consiste en adquirir bienes por la
mera expectativa de que alguien, en el futuro, los comprará a un precio mayor
que el de adquisición, generándose por el camino una plusvalía.
Así, quien compra un piso para especular, no le importa mucho
lo que pueda llegar a ganar con los alquileres, no piensa en generar pernoctas.
Lo compra porque espera que vendrá otro a pagar más de lo que él pagó. No
calcula los ingresos por alquiler, sino que observa la gráfica de evolución de
los precios, y si esta ha sido ascendente, entonces compra, porque piensa que
“si ahora pagan un 10% más que hace un año, compro ahora para venderlo al año
que viene un 10% más caro. ¿Qué por cuanto puedo alquilarlo? Ah ni lo sé ni me
interesa. Al año que viene venderé un 10% más caro”.
Y cuidado, porque la especulación puede ser productiva. Una
inmobiliaria puede promover una cantidad de viviendas que exceda a todas luces
la demanda en la zona, con la idea de venderla a quienes quieran comprar unos
pisos que cada vez valdrán más. Eso generará que se destinen más recursos de la
cuenta para sobresatisfacer una demanda ya más que satisfecha. Si la sociedad demanda
45 millones de pernoctas diarias, y el parque de viviendas y hoteles permite
ofertar 120 millones de pernoctas diarias, la sociedad no demanda más
inmuebles. Si se construyen, es porque se espera que alguien los comprará,
porque “siempre suben de precio”. La especulación productiva puede ser
altamente dañina, incluso más que la financiera, pues implica destinar activos
físicos a fabricar activos a los que no se les va a dar utilidad.
Y por supuesto, también puede haber especulación no
productiva, que de hecho es la más frecuente. Comprar un piso ya construido porque
alguien lo comprará más caro en el futuro.
Dentro de la especulación, hay algunas que son más dañinas
que otras. Las más dañinas son las que tienen que ver con productos básicos,
como la vivienda, pero también el trigo, el maíz, el agua o los cítricos. Si
alguien especula con el oro, y compra oro o diamantes no porque lo necesite
para su joyería o proceso industrial, sino porque espera que otro lo comprará
más caro, está especulando, pero al fin y al cabo tampoco le hace mucho daño a
la sociedad. Sin embargo, el que compra maíz para retenerlo esperando que suba
y entonces venderlo, puede provocar que mucha gente no tenga suficiente dinero
como para comprar los alimentos que necesita. Esa especulación es muy dañina. También
es dañina la especulación con, por ejemplo, la vivienda, pues se adquieren
viviendas no con el objetivo de alquilarlas y obtener así un rendimiento ético,
sino con la finalidad de acumularlas, para venderlas cuando valgan más. Esta
estrategia aplicada a gran escala por muchos “inversores” provoca daños como
los que hemos sufrido con la burbuja inmobiliaria de España.
Cuando alguien compra un piso y lo vende al año siguiente sin
llegar a haberlo alquilado, no está invirtiendo, está especulando. Cuando
alguien compra y vende cien veces en el mismo día diez toneladas de maíz, no
está invirtiendo, está especulando.
Por el contrario, quien destina 50 millones de euros en
montar una fábrica muy rentable de un producto que nadie más sabe hacer, que tiene
mucha demanda, y produce un 30% de beneficio, no está especulando, sino que ha
hecho una inversión. Una inversión muy rentable, lo cual no implica que haya
una especulación, y es que hay quien
confunde especular con hacer una inversión muy rentable. Se puede especular
con maíz y ganar un 1% o invertir en una nueva máquina útil y ganar un 30%. La
diferencia entre invertir o especular no viene dada por el porcentaje de
beneficio, sino por el ánimo de satisfacer una necesidad de la sociedad o por
el ánimo de acumular sin usar hasta que se revalorice el activo.
Por favor, tomen nota todos de la diferencia y dejen ya de
intentar manipularnos.
Estúpidos ignorantes de la izquierda: No nos acusen a quienes
gastamos dinero en producir algo productivo, necesario y con vocación de
permanencia de ser especuladores. No persigan la pequeña inversión.
Ladrones de la derecha: No pretendan que los ciudadanos
aceptemos que el acaparamiento de bienes de primera necesidad, a los que no se
le da uso, sea denominado inversión. No
fomenten la especulación, persíganla.
Este articulo y muchos más, están disponibles en el ensayo "Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.
LAS FALACIAS QUE NOS RODEAN
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LAS FALACIAS QUE NOS RODEAN
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