Este blog es para el desahogo de un ciudadano que está cansado de que nos cuelen tantos engaños a casi todo el mundo. El único consuelo que me queda por ejercer es el de decir en voz alta "A MI NO ME ENGAÑAN".




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"Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.

martes, 27 de marzo de 2012

Machitoalfismo y seudoamigos.

Que titular tan raro he escogido, ¿verdad?

Pseudoamigos creo que todo el mundo intuye a qué me refiero con ello. Personas que aparentan ser tus amigos, pero realmente no lo son.

¿Y a qué le llamo machoalfismo? Bueno, esta palabra estaba inventada, aunque cuando barruntaba este post pensaba que iba a ser el primero en usarla. Al parecer por la red tiene otro significado... Pero a lo que iba, para mi el machitoalfismo es la característica de la personalidad de algunos especímenes masculinos, de actuar COMO si fueran un macho alfa. En el sentido peyorativo de la palabra.

Es decir, no actuan como el HOMBRE Alfa, que es sociable, solidario, justo, valiente, humilde y otras más cosas. No.

El MACHITO alfa es aquel que grita, hace burlas, te interrumpe cuando hablas, se rie cuando expresas un opinión, o insinúa que si te pasa algo es porque lo has querido o te lo mereces, pues a él nunca le ha pasado tal o cual cosa. A veces son algo más refinados, dominan técnicas teatrales y hacen uso del autocontrol del lenguaje corporal para dotar de mayor fuerza a la burla. Pero la condición ética de fondo es la misma.

En la sociedad que tenemos, donde no dominan ni los más fuertes físicamente (los machitos alfa suelen ser antes bien pusilánimes y taponcetes) ni los más capaces intelectualmente, los machitos alfa tienen un amplio espectro donde destacar. Les basta hacer burla, o si tienen suerte de que éstas han existido, rememorar otras burlas sufridas por su víctima, para reutilizarlas sin necesidad de tan siquiera tener que inventarse una nueva. De la misma manera que los aliados mejoraron las V2 de Hitler para convertirlas en misiles estratégicos capaces de portar cabezas nucleares, los suedoamigos a los que has contado una confidencia sobre una falta de respeto sufrida, toman esta para transformarla en algo quizá mucho peor.

Están al tanto de qué cosas te molestan, para incorporarlas a su repertorio. Si es posible, incrementadas y con refinamiento de sarcasmo. Para ahondar en la llaga. Y es que, cuando el oso está herido, hay que rematarlo, no sea que se recupere de la herida y te devuelva un zarpazo.
Cuando sales algo resabiado de la infancia y la adolescencia y atraviesas la etapa en la que reniegas de casi todo, aprendes a protegerte. Y entiendes que hay un punto en el que ya nos vas a poder hacer nuevos amigos de verdad. Los que hiciste son los que tienes.

Pero con el tiempo las heridas se olvidan, se asientan como el lodo en un cubo de agua de fregar. Y ya no recuerdas el porqué te volviste reservado. Y a veces sucede que ya bien entrado en la vida te cruzas con personas que crees que pueden llegar a ser tus amigos. Pero no era así.
Lo que pasa, es que con los años, las personas aprenden a disimular. No se hace el mismo daño si se ataca con técnicas machoalfistas desde el principio, porque entonces, como aún no hay confianza, no le has dado suficiente información para que te haga daño. Y además, el disimular les resulta imprescindible, sobre todo si hay cuestiones como las laborales, económicas, o similares.
Y además, el daño se maximiza si primero se consigue la confianza, como paso previo a la burla machoalfista.

No estoy diciendo que sólo los amigos de la infancia y la primera juventud sean los válidos. Puedes tener suerte de encontrar gente que merezca la pena más adelante. Incluso en una residencia de ancianos donde, si tienes la mala suerte de tener que terminar allí tus dias, puedes llegar a encontrar amigos. O eso espero. Pero sí digo que hay que actuar con mucha cautela.

Cuando eres niño, el que se burla de tí lo hará desde un principio. Y además podrás darle una hostia sin miedo a ir a la carcel (lo que de adulto, desdichadamente, no se puede hacer)

Cuando eres adulto, antes de iniciar la burla, como he dicho antes, se ganarán tu confianza.

Si le dices a alguien que la burla que te está diciendo entre risas no tiene gracia, y no sólo no rectifica, sino que añade nuevos complementos humoristicos, y busca el apoyo de terceros para, entre todos, con la fuerza del grupo, dotar de sentido a la burla (todos nosotros no podemos estar equivocados en la burla, el equivocado eres tu al no reirte de eso que te molesta)... ese alguien NO es tu amigo. No sirven de nada las invitaciones y las palmadas en la espalda, si cuando dices "Stop burla" no consigues detener aquello que te hace daño. Cuando un amigo te hace daño sin querer y se lo dices, inmediatamente se para. Y la amistad no sólo no se resiente sino que puede llegar a salir reforzada. Y es que, alguien capaz de rectificar es diez veces más valioso que alguien que no se equivoca nunca (suponiendo que existiera). Pero si ahonda aunque tú digas "Basta"... Ahí no hay nada que rascar.

Pero las víctimas tambien aprendemos a disimular. Hay que saber retirarse con disimulo de esos grupos, que no se den cuenta de que te has dado cuenta de tu juego. Porque si no, tomarán nota de su fallo y mejorarán su estrategia para la próxima vez. Además, siempre podrán tacharte de que sobrerreaccionaste a algo que "sólo era una broma"

Un amigo no te lleva al límite. Y es peligroso mantenerte cerca de alguien que los conoce. Porque si ha sido capaz de llevarte al límite, es que no tiene problemas éticos en hacerte superar ese límite cuando le convenga.

Si alguien conoce tus límites, expúlsalo de tu vida. A no ser que el haberte contemplado en tu límite no sólo no sea algo que él no ha provocado, sino que además te ha sujetado para que no te caigas. Entonces sí es un amigo.

Dicen que las malas personas que se van cruzando en el camino sirven para que aprecies más a las que te rodean y realmente valen. Y puedo asegurar que es cierto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá las cosas fueran tan sencillas. Gracias, de todos modos, por estas palabras esclarecedoras.

Anónimo dijo...

Con todos los respetos, pero los argumentos demasiado simples me parecen sospechosos -y no diré de qué. Para empezar no hay buenas y malas personas o, al menos, yo no las he conocido. Hay personas que sacan toda su maldad en ciertas circunstancias y basta. Tendrán sus motivos -casi siempre inconfesables. Digamos que en determinadas situaciones y con determinadas personas se comportan como auténticos locos. Sufren una locura pasajera que les hace gozar al hacer sufrir a alguien que está en inferioridad de condiciones. Esta locura es una perversión y se llama sadismo. La masoquista víctima les despierta esa gozosa y viciosa forma de poder. Es algo que se me hace incomprensible, que alguien disfrute haciendo sufrir a alguien que desprecia. Incomprensible pero común. El sadomasoquismo es una locura muy común.

No me creo para nada el cuento de que alguien pueda pretender ayudarte haciéndose pasar por sádico. Semejante aberración no entra en mi cabeza. Si se hace pasar por sádico a fin di bene, entonces es que es sádico y loco, además de retorcido, y point à la ligne. (No quiero ni pensar en los aberrantes argumentos que semejante enfermo será capaz de darse a sí mismo con tal de justificar su inmoral elección).

Anónimo dijo...

Lúcidas palabras que se agradecen. Muchos habrán necesitado ayuda para algo tan simple como decir basta. Pero con este paso me temo que no basta. Porque, ante todo el mundo -sí, es una pena: la opinión de los demás pesa- pero sobre todo ante sí mismo, la víctima es un enfermo mental. De modo que sufre y le avergüenza haber sido humillado y maltratado, no haber sido capaz de decir basta sin ayuda y comprender que los demás tienen razón al calificarlo de enfermo mental. Porque de otro modo no hubiera despertado su maldad ni tampoco la propia. Y sufre también y se avergüenza de que haya personas que, por cortedad intelectual, sean capaces de hacer daño y otras, inteligentes y refinadas, y que haciendo uso de su inteligencia y refinamiento, sean capaces de un sadismo y una maldad que les convierte en enfermos mentales a ellos también.
Te agradezco infinito, lo repito, tus palabras, pero no comparto en absoluto lo que dices a modo de conclusión.

Anónimo dijo...

"....sino que además te ha sujetado para que no te caigas. Entonces sí es un amigo." Alguien te martiriza, te machaca, no respeta ni tu voluntad ni tu libertad y lo hace -¡no os lo perdáis!- creyendo -¿será una alucinación, tal vez?- que te ha sujetado para que no te caigas. Jojojojo

Anónimo dijo...

Una observación: No hay ninguna dificultad, creo, para comprender en qué se distinguen los objetivos con que tanto los falsos amigos como los que usted llama amigos nos atormentan. Unos lo hacen por en alemán se llama Schadenfreude, o gozo por el sufrimiento que causas a tu semejante, los otros, si hay que creerlos -y yo no los creo así como así ni los creo a todos por igual, pues cada uno tendrá sus motivos completamente personales-, con el propósito de ayudarte... por lástima. Pero el sufrimiento y el daño que causan es el mismo. ¿Entonces? ¿Hay que toleralo? ¿Hay que aguantarlo sin más, incluso cuando te enferman? A mí me parece que la cabezonería o la estupidez de estos últimos es propia también de locos, aunque su locura sea otra -no hay gozo, sólo pena. No, en ningún caso los puedo llamar amigos; y si ellos se creen mis amigos, más a mi favor: están locos de atar. No los quiero a mi vera. Pero uno se da cuenta demasiado tarde, cuando ya todo es irreversible.
O desconoce usted el significado de la palabra amigo o la usa muy a la ligera -la palabra. Yo sí creo conocer su significado y por eso sé que la amistad no existe.