Todo el conjunto de estafas que están vigentes en la sociedad actual por parte de la casta, no
dejan de ser una herramienta del sistema para perpetuar la situación, si bien
es sólo una de ellas. El motivo con el que se usan, es como apoyo a la política
de multiplicar los privilegios de la casta, y eliminar los pocos derechos de
que aún dispone el pueblo llano.
Este fenómeno se viene llamando en muchos medios alternativos
como neoliberalismo, pero dicho vocablo me parece erróneo, porque no con los
movimientos que estamos viviendo no se pretende generar una situación de
liberalismo, o recuperar una situación pasada ya vivida anteriormente en la que
se disfrutara del liberalismo, o al menos este fuera el objetivo. Para hablar
de neoliberalismo, primero deberíamos haber disfrutado de liberalismo, y luego
debería intentar volver a implantarse el liberalismo, y ni pasó aquello ni está
sucediendo lo otro.
La palabra neofeudalismo refleja
mejor la situación que se está creando, a mi entender, puesto que el objetivo
es que haya unas castas privilegiadas, un estado paralelo, un Estado Noble que
recibe tasas e impuestos, y que es impermeable al Estado Llano, formado por pecheros que pagan impuestos y no tienen
ningún derecho a disfrutar de los privilegios de los nobles feudales. El hecho
de que en el pasado sí hubo feudalismo, y está volviendo a implantarse su
filosofía, justifica hablar de neofeudalismo.
En el feudalismo, los señores feudales tenían el privilegio
de portar armas, acuñar moneda, poseer tierra, permitir el paso, comer carne
durante la cuaresma, e incluso ejercer el derecho de pernada. Las personas
estaban ligadas a la tierra, eran un activo propiedad del señor feudal. Sólo
los señores feudales y los miembros de algunas órdenes sacerdotales tenían
derecho a aprender a leer. Incluso eran los únicos que podían usar determinadas
prendas, estando vedado dicho uso al pueblo llano, y eso suponiendo que pudiera
comprarlo. La posesión de animales tales como las aves cetreras o las palomas
mensajeras también era un privilegio exclusivo de la nobleza.
En este sentido, el feudalismo supuso un claro retroceso a la
situación existente durante el imperio romano, que con sus defectos, otorgaba a
los ciudadanos del imperio muchos derechos, no en vano el derecho romano es en
gran medida el germen del derecho actual, y así se estudia en las facultades.
Las personas, durante la Edad Media, vivían temerosas en base
a leyendas, mitos y creencias que emanaban de la autoridad, que condicionaban
toda la existencia y que nadie podía discutir. Primero, porque no poseía los
instrumentos intelectuales necesarios, puesto que casi nadie sabía leer.
Segundo, porque la casta noble del momento aplicaba severos castigos a quienes
los cuestionaban.
El feudalismo y la Edad Media, intrínsecamente relacionadas,
finalizaron con el Renacimiento, durante el cual la razón renació, de ahí su
nombre. El Renacimiento dio paso a una explosión científica y artística, a la
época de grandes genios y descubrimientos, que fue acompañada por una
proliferación de arte de mucha mayor calidad que el de los siglos anteriores.
Las consecuencias del Renacimiento no fueron flor de un día, y se han
prolongado, de una u otra manera, hasta nuestros días.
Lo que está sucediendo en este momento en gran parte del
mundo, y en especial en España, es grave. Si no se remedia, es posible que dé
lugar, literalmente, a un cambio de era histórica, era histórica a la que llamo,
junto otro muchos, neofeudalismo. De la misma manera que el Imperio Romano no
se vino abajo en un día, sino que fue un proceso de décadas, el neofeudalismo
no se va a implantar en un día, sino que tardará varias décadas también en
implantarse, pero caminamos con decisión hacia él.
Ya se han dado los primeros pasos. Los rescates bancarios
supusieron un trasvase del dinero existente en esos momentos desde la caja
común estatal de todos, a unas entidades privadas. Se usó para ello la emisión
de una deuda pública que deberemos pagar en el futuro.
Por otra parte, se han eliminado muchas entidades
financieras, pequeñas cajas y medianos bancos más cercanos, menos corruptibles,
y ahora predominan bancos que acumulan miles de quejas y denuncias en las
asociaciones de consumidores tanto generalistas como especializadas en banca.
La oferta bancaria se ha reducido drásticamente, y los tipos de interés se han
laminado, eliminando la posibilidad de que los ahorradores obtengan una
rentabilidad, pero esa laminación no es el precio a pagar por no tener
inflación, puesto que está aumentando la masa monetaria a través de los
programas de expansión, y ese aumento de expansión monetaria está siendo
dirigido exclusivamente al clan bancario. De esta manera, el porcentaje de masa
monetaria que está en manos del clan bancario en relación al que poseen los
ciudadanos pecheros, es cada vez mayor. Esto tiene un nombre: represión financiera.
Las maneras de esquivar esta maniobra cada vez son más
escasas. La posesión de un piso para vivir, al margen de que hayamos vivido una
burbuja inmobiliaria, es una opción que puede reportar al menos un ahorro o
eliminación de costes al pagarse una necesidad vital de una sola vez. Sin
embargo, la aberración de las plusvalías municipales, que consisten en tener
que pagar por una supuesta revalorización de los inmuebles aunque estos no se
vendan, los desproporcionados IBIs, los descompensados impuestos sobre
sucesiones que deben abonar los pecheros en comparación con los simbólicos que
paga la clase alta a través de sus sociedades, todo eso provoca que, a medio plazo,
vaya a ser inviable poseer una primera vivienda para, al menos, ahorrarse el
alquiler. A día de hoy, muchos herederos de viviendas deben renunciar a éstas,
que pasan a la administración, la cual a su vez la vende a fondos buitre a
precio de saldo.
La inversión en bolsa para tratar de revertir a las personas parte
de las plusvalías que el capital toma de los trabajadores, se ha vuelto a su
vez más complicado. Con la actual normativa vigente, las acciones que posea un ahorrador
ya no son suyas, sino del bróker, y el ahorrador
lo único que poseerá será un apunte equivalente, de manera que si el bróker
quiebra, las acciones que se suponía eran del ciudadano servirán para pagar las
deudas del bróker, y el ciudadano percibirá una limosna compensatoria… o no. Las
cuentas Premium de los broker, con un coste de mantenimiento único de 3.000
euros, que un pechero no puede abonar, pero alguien de la clase alta sí, son
las únicas que siguen garantizando la propiedad real de las acciones. La clase
alta está a salvo de las quiebras de los brokers, es uno de sus privilegios. No
existe para los pecheros la posibilidad de tener las acciones en casa, pues las
acciones en papel fueron abolidas. Sólo se admiten acciones anotadas en cuenta,
como paso previo a la abolición del dinero en metálico.
Y es que está claro que el dinero pretenden abolirlo, pues la
represión financiera de no dar intereses y cobrar altas comisiones sólo puede
terminar a medio plazo con la retirada de fondos para guardarlos debajo del
colchón. Una buena manera de evitar eso es eliminar el dinero en metálico, por
eso se criminaliza con la excusa de que lo usan los pederastas, y ya puestos,
por si alguien se resiste, abolir también el oro de inversión, pues lo usa el
ISIS. Precedentes hay, y ya en el liberal EE.UU, cuando el sistema capitalista
falló como falló el comunismo, y volvió a intentarse de nuevo el juego del
capitalismo, se prohibió la posesión de oro en metálico. En concreto, mediante
la orden ejecutiva 6102 que firmó en 1933 el presidente Franklin D. Roosevelt.
La prohibición fue no sólo de poseer oro físico, sino incluso la de
certificados, no fuera a ser que algún pechero se librara de perder sus ahorros
por la inflación.
En definitiva, se persigue que nadie, que ningún pechero,
posea ningún activo real, lo que era una característica de los pecheros en la
Edad Media: no podían poseer activos reales, todos eran de la nobleza. Los
pecheros subsistían en base a trabajar los activos de su señor feudal. En
cierto modo, es una abolición de la propiedad privada, pero sin implantar el
comunismo, lo que se llama rizar el rizo.
Y por supuesto sin derecho a pensión, a trabajar toda la
vida. La sanidad a retirarla, y la educación también. Se están eliminando
derechos sociales, y la única reminiscencia con cierta similitud a los derechos
sociales que de momento no se ha eliminado, es la caridad.
No niego la virtud de la caridad cuando emana de corazón de
alguien humilde que, sinceramente, desea ayudar a otra persona en peor
situación. Pero la caridad, tal y como la están transformando, se está
convirtiendo en una herramienta de control, pues las organizaciones caritativas
otorgan la ayuda de manera discrecional. No digo que esas organizaciones lo
estén haciendo mal, pero sabiendo cómo funciona el sistema, nada impide que el
gobierno de turno designe, como designa consejeros del Ibex, a algún cargo
político que controle quien recibe ayudas y quién no. De momento parece que no
ha pasado, pero la herramienta de control ya existe.
Recordemos la diferencia fundamental, y es que un derecho
social es, valga la redundancia, un derecho. No es algo que haya que agradecer.
Sin embargo, la caridad es algo voluntario, y es algo que hay que agradecer.
Eso coloca a la persona necesitada en situación de inferioridad. No es que ser
caritativo a nivel individual sea malo, quien es caritativo no actúa mal. Quien
coge cincuenta euros de su sueldo mileurista y los gasta en comprar bocadillos
a los indigentes actúa guiándose por una virtud moral, actúa bien. Quien actúa
mal es el sistema que propicia, con sus recortes sociales, que haya indigentes
que necesiten la ayuda, bien de
organizaciones caritativas controlables por el sistema, bien de personas
caritativas con medios limitados. La caridad, por otra parte, no garantiza que
todos los necesitados reciban ayuda. Al ser muchos los necesitados, y al entremezclarse
estafadores entre los necesitados, el flujo de recursos de quienes aún comen
tres veces al día hacia los necesitados, cada vez disminuye más. Hay
necesitados que por vergüenza no son capaces de pedir lo que sí pedirían si les
correspondiese por indiscutible derecho social. Y la presencia de estafadores
escalda a personas caritativas que dejan de ayudar cuando comprueban que a
quien ayudaron en el pasado realmente no necesitaba esa ayuda. Pero es que en
los casos en que hay gente dispuesta a ayudar, y gente realmente necesitada que
busque la ayuda, es necesario que ambas se pongan en contacto. Si eso no
sucede, como se diría en términos economicistas, la oferta y la demanda no han
conectado y no se produce la transacción. La ayuda disponible no llega a la
persona necesitada.
Los privilegios que acumula la casta y que se le está
retirando a los pecheros afectan incluso a los sentimientos. Ya se ha visto,
esto no es una predicción catastrofista, que a las personas de a pie se les
exige que lamenten, que guarden minutos de silencio, por personas que ni son
parte de su familia, ni tan siquiera han sufrido una muerte violenta, sino una
muerte natural. La casta se indigna, se enfada, ruge cuando contempla la, para
ellos, falta de respeto que supone que un pechero no llore como plañidera en el
funeral de alguien de los suyos. Que
se suiciden desahuciados, que mueran ciudadanos en atracos o en accidentes de
tren o metro, o de aviones militares, o en atentados clase B, eso es
secundario. Los ciudadanos pecheros no tienen derecho a guardar luto por sus
padres, madres, abuelos o hermanos fallecidos en acción violenta, y ni tan
siquiera tienen derecho a disponer de una tumba física donde llorarlos. Si reclaman
este derecho es que quieren cobrar subvenciones. Ahora bien, esos pecheros sin
derecho a llorar por los suyos, tienen la
obligación de guardar luto y llorar muchísimo cuando muere una expresidenta
corrupta de una comunidad, o cuando muere una diputada provincial, porque son
de la casta, son de los suyos, y la
casta se ofende. Al que no lo hace, el sistema lo persigue y lo castiga. Y
luego, a criticar a Corea del Norte, porque allí están obligados a llorar
cuando muere el amado líder. Lo que siempre se ha dicho de no ver la viga en el
ojo propio, vaya.
Otro síntoma del neofeudalismo es el peso cada vez mayor que
vuelven a tener las religiones. Otra cuestión es que se esté cambiando de
religión, pero lo cierto es que las religiones, en su conjunto, están
incrementando su peso y su importancia relativa en el funcionamiento de la
sociedad civil, y también política.
A mayor religión, menor ciencia, y esto vuelve a estar
relacionado con el ya mencionado “Gran Estancamiento”. Cuando se conceden
medallas a trozos de madera con forma de persona, pero no a quienes investigan
con células madre, en tratamientos contra el Alzheimer, la razón muere.
Todo ello conduce a un menor progreso del conjunto de la
sociedad, y en especial de los pecheros. Cada vez hay unos niveles más
desequilibrados, una pirámide feudal en la que los ciudadanos tenemos menos posibilidades
de prosperar.
Este articulo y muchos más, están disponibles en el ensayo "Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.