Este blog es para el desahogo de un ciudadano que está cansado de que nos cuelen tantos engaños a casi todo el mundo. El único consuelo que me queda por ejercer es el de decir en voz alta "A MI NO ME ENGAÑAN".




Ya está disponible el ensayo
"Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Duelo y empatia






La muerte de una persona produce mayor o menor sufrimiento en su entorno en función de lo cercana que fuera esta persona. Este dolor, para ser superado, precisa de duelo, que es algo que cualquier persona no-enferma-mental debe pasar cuando fallece alguien cercano. El dolor y el duelo necesario para superarlo aumentan con la cercanía. De mayor a menor, no es lo mismo un padre, que un abuelo, un primo segundo o un compañero del colegio.

Cuando la lejanía es elevada, no se necesita el duelo. Esto no es incompatible con la empatía. Si da la casualidad de que soy testigo de cómo se cae mortalmente una persona de un andamio, me sentiré mal por esta persona, porque es un ser humano que ha sufrido, y por el dolor que sentirá su familia. Posiblemente se me quede mal cuerpo por unas horas, o algunos días.

La empatía tiene lugar con todo aquel que vemos que sufre, y tiende a ser mayor cuanto más nos identifiquemos con esa persona. Con la empatía, intentamos ayudar si podemos, y si no podemos sentimos impotencia y lástima.

Si la identificación con quien sufre el daño es menor, menor es la empatía. Si a un violador lo queman vivo, yo no voy a pensar "huy, cuanto debe haber sufrido, qué mal cuerpo se me queda", porque NO soy capaz de empatizar con un agresor. No me pongo en su lugar, no intento comprenderlo, no siento lástima, no me produce impotencia no poder salvarlo. Si encarcelan a la madre que lo quemó, sí empatizo. Por un lado, por solidaridad, pero por otro lado, me angustia pensar que si alguna vez me veo obligado a hacer algo parecido, terminaré en la cárcel. Entonces pienso una y otra vez "qué jodidamente mal lo tiene que estar pasando esta mujer" y siento lástima e impotencia.

Pero insisto, eso no es duelo, es empatía, no hay que confundirlos. En el duelo queda un vacío interior que hay que reconstruir, no rellenar porque no es posible. No hay duelo porque no se crea ese vacío interior, pues no hay ausencia porque no era parte de nuestra vida. El duelo sólo tiene lugar con seres queridos, y es algo que no se puede imponer. Si no amabas a esa persona, no sentirás duelo con su muerte.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, qué hay de llevar el mismo proceso de duelo de una persona que sí perdió un ser querido? Yo no he perdido a nadie, pero el sufrimiento de mi pareja por haber perdido a su padre, me ha puesto en un estado de enorme vulnerabilidad y profunda tristeza. No logro avanzar, ni siquiera ayudarlo a la reconstrucción de su vacío. Me siento incapaz de aventurarme a nada, de sentir ninguna emoción más que nostalgia.