Todos sabemos cómo funciona la ley de la oferta y la demanda. Cuando algo se demanda, ergo, alguien está dispuesto a pagar un precio, y alguien está dispuesto a ofertarlo por un determinado precio, y si los precios son compatibles, se produce la transacción.
¿A qué me refiero con precios compatibles? Pues a que el precio máximo que está dispuesto a ofrecer el comprador sea superior al precio mínimo por el que el ofertante está dispuesto a suministrar. Nadie está dispuesto a pagar más de un precio por determinadas cosas, y nadie está dispuesto a hacer otras por menos de otra cifra. Nadie pagaría 120.000 € por una cerveza, y nadie vendería un piso de 200 m2 en el Paseo de la Castellana por 50 €.
Muchas veces sucede que realmente no tenemos claro cual es el precio máximo a pagar. Hay lo que yo llamo una banda de incertidumbre en oferta y demanda. Por poner el ejemplo de la cerveza, quizá alguien, llamémosle Pepe, se tomaría sin dudar una cerveza si vale menos de 1 €. Si vale entre 1 y 1.50 € se lo pensaría. Y por encima de 1.50 no se la tomaría.
No conozco a nadie que esté dispuesto a pagar sin dudarlo 15.673 euros por un coche, pero que no estuviese dispuesto a comprárlo por 15.674 €. Idem con la venta. Con la venta sucede lo mismo. Si pones en venta un cuadro y te dices a ti mismo "por menos de 500 € no lo vendo", y te ofrecen 495... ¿te negarías?
El hecho de que las personas no tienen realmente claro sus límites, se combina con la ambición humana. Quizá alguien esté dispuesto a vender un piso por 200.000 €, pero si dice que lo vende por 220.000 y cuela... pues por intentarlo... si nadie lo compra, siempre se puede negociar. Llamemos a la cantidad adicional que se consigue por pedir más allá de nuestro precio límite, el "beneficio adicional de la flauta". Se consigue si la flauta suena. (Si la flauta no suena, nos comemos los mocos, pero esto es algo que algunos que se creen que saben negociar no tienen muy claro...)
Vayámonos a un caso extremo. Un bien que sea muy fácil de conseguir, pero que sea extremadamente útil. El agua. Teniendo en cuenta que el agua es imprescindible para vivir, si no tuvieramos más remedio, estariamos dispuestos a pagar 10 € el litro. O incluso más. Pero por otra parte, quien tenga un caño de agua en su finca y le salga gratis, estaría dispuesta a venderla por 1 c€ el metro cúbico. Mejor que tirarla, es ganar un poquito.
El agua, afortunadamente (de momento) es un bien relativamente abundante donde vivimos, y sus precios están regulados debido precisamente a que son un bien básico, y dejar al libre su fluctuación podría generar tensiones sociales si se dan las circunstancias adecuadas. ¿Os imaginais las inmobiliarias y los bancos españoles negociando con el agua después de la que han liado con otro bien básico como son las viviendas? Creo que me entendeis.
Sin embargo, otras cosas quizá menos básicas, o cuyo carácter básico no resulta tan evidente, funcionan bajo la ley de la oferta y la demanda. En teoría, para estos bienes, dado el precio máximo que el comprador pagaría, y el precio mínimo por el que el ofertante estaría dispuesto a suministrar, y añadiendo la componente de "beneficio extra de la flauta" y la negociación, el precio debería estar en una zona intermedia entre ambos precios límite.
Si estoy dispuesto a pagar 12 € la hora porque vengan a limpiar en mi casa, y conozco alguien dispuesto a hacerlo por encima de 6 € la hora, posiblemente termine costando 9 € la hora, la media de ambos valores. Pero está claro que el precio final no va a estar justo en la media de los valores. Siempre se acercará más a los objetivos de uno o de otro ¿Qué lado domina en el precio? ¿la oferta o la demanda?
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Tengo que reconocer que he cometido una falacia. He hecho una pregunta dando dos opciones, cuando ninguna de las dos opciones son válidas.
Ejemplo 1:
Una empresa multinacional que, en época de crecimiento económico, gana 6.000 M€/año con 40.000 empleados. Es decir, un beneficio de 150.000 €/empleado. Esta empresa debería estar dispuesta a pagarle a cada empleado adicional 150.000 € o más, puesto que el empleado adicional incrementará la facturación. Sin embargo esto no es así.
Sucede que el empleado necesita para vivir:
Alquiler: 600 €
Alimentacion: 150 €
Electricidad 20 €
Telefono 30 €
Transporte 50 €
Ropa y varios 100 €
TOTAL: 950 €
Entrega su CV en la empresa multinacional, y ésta le ofrece un sueldo de 1.100 €. Cubre sus necesidades, y ahorra 150 € al mes.
El trabajador estaría dispuesto a trabajar por 951 € al mes, y la empresa a pagar 150.000 €. pero el cruce se produce en 1.100 €
En este caso domina el comprador. El trabajador vende su trabajo, y la multinacional se lo compra por dinero. Domina la demanda. El precio se acerca más a lo que marca la demanda.
Al final termina pasando que la empresa gana 10.000 M€/año con 50.000 empleados, es decir, 200.000 €/trabajador.
Ejemplo 2:
El anterior trabajador quiere comprarse un piso. Para ello acude a una promotora. Esta promotora tiene varias promociones en desarrollo. El trabajador se interesa por una de ellas. El coste total de la promoción, incluyendo suelo, materiales, licencias, mano de obra y coste de capital, hace que sería rentable vender los pisos por 125.450 €. Sin embargo, el factor "que suene la flauta" acompañado de un entorno de burbuja inmobiliaria, hace que los pisos salgan a la venta por 280.000 €. El trabajador mileurista se había fijado como tope 290.000 € y acepta.
En este caso domina el vendedor. La promotora vende el piso, y el trabajador se lo compra por dinero. Domina la oferta. El precio se acerca más a lo que marca la oferta.
¿Entonces que pasa? ¿Que nunca domina claramente ningún lado de la dualidad oferta / demanda? Planteada esta pregunta incorrectamente, pues se concluye que no.
Sin embargo, si no se plantea en función de oferta/demanda, sino en función de "tamaño económico", vemos que quien domina es la empresa, sobre todo si es grande.
Cuando una empresa oferta y un ciudadano compra, el precio no lo marca el mínimo por el cual la empresa vendería. Lo marca el máximo que el ciudadano está dispuesto a pagar.
Cuando una empresa compra y un ciudadano oferta, el precio no lo marca el máximo por el cual la empresa compraría. Lo marca el mínimo por el que el ciudadano está dispuesto a ofertar.
El ejemplo final y más claro, en el cual se pueden intercambiar fácilmente ofertante y demandante es el ahorro. Cuando un ciudadano demanda dinero, tiene que pagar para préstamos al consumo, un mínimo de un 7% si te curras la búsqueda y tienes suerte y buenas garantías. Si no, puedes terminar pagando un 11%. Sin embargo, cuando es el ciudadano el que busca rentabilizar sus ahorros, recibe un exiguo 0,6% - 1,2%. Rotando de oferta en oferta en bancos online, puedes conseguir puntualmente un 4%. Pero eso sólo durante unos meses, y con condiciones que implican aumentar el saldo máximo histórico, etc...
Alguien pensará "bueno, pero es que hay que pagar el alquiler de las oficinas, el sueldo de los empleados, la electricidad... el banco debe cobrar más de lo que ofrece para cubrir gastos y tener un beneficio". Cierto. Pero es que sucede que los bancos no sólo cubren gastos y tienen beneficio, sino que éste es estratosférico. El beneficio deseado por el banco debería calcularse como "el sueldo de su presidente". Sueldo mileurista, claro. Emilio Botín debería trabajar por 1.100 € al mes. Este debería ser el beneficio del Santander.
El beneficio adicional extra, es dinero de más que se está cobrando por los préstamos. Se está valiendo de su situación.
Entonces es cuando ahora surge el momento pesimista. "Pero es que no se puede hacer nada. No se puede meter el dinero en nada que tenga más rentabilidad, ni se puede pedir dinero por menos". Pero sí que existe esa opción: Puentear el sistema con préstamos entre particulares. No hablo de acudir al típico prestamista mafiosillo, que por otra parte no te va a cobrar menos que el banco.
Hablo de que si tú tienes el dinero en una cuenta que te paga el 1%, y alguien cercano a tí va comprarse un coche con un préstamo al consumo al 9%... ¿porqué no hacerse un préstamo entre particulares al 5%?
Entiendo que existe el miedo a que no te pague, y también existe el miedo a que no sea legal, pues por internet circulan rumores propagados por los bancos de que "son ilegales los préstamos entre particulares". Lo cual es falso. LOS PRÉSTAMOS ENTRE PARTICULARES SON PERFECTAMENTE LEGALES, siempre que se hagan bien, claro. En este post amplio el tema, pero adelanto que el que presta dinero no debe prestar dinero que a su vez pida a terceros, pues eso sería una actividad económica encubierta. Sólo puede prestar su propio dinero, y además deberá declararlo en la renta (IRPF).
Por otro lado, deberá haber un contrato que establezca las condiciones y sea depositado en Hacienda. Recomiendo hacer siempre el contrato por mucha confianza que se tenga en la person a la que se le presta el dinero, PUES ES UNA OBLIGACIÓN. Y aquí debo aplaudir a la administración, pues al hacerlo obligatorio evita o dificulta que se hagan préstamos sin contrato, con lo que si confias en la persona equivocada (a todos nos puede pasar), pierdes el dinero y se da un paso atrás en la lucha contra la banca. Te digan lo que te digan, el que presta el dinero siempre puede usar la extrategia de acudir a una autoridad superior. "Yo te prestaría el dinero sin contrato, pero es que la Ley me obliga".
El "cómo" lo explico, como ya he dicho, en este post, pero lo que quiero que quede claro es que estamos inmersos en una guerra con los peces grandes, y que tenemos que actuar como camarones coordinados para comérnoslo nosotros a ellos. La popularización de los préstamos entre particulares son una manera de adelgazar a los peces grandes, a la vez que nosotros nos ponemos en una situación más holgada.
Y lo mejor de todo, es que es una manera de lucha legal, si se hace bien. Sólo son ilegales (y peligrosos) si se hacen en plan "compadre".
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