Este blog es para el desahogo de un ciudadano que está cansado de que nos cuelen tantos engaños a casi todo el mundo. El único consuelo que me queda por ejercer es el de decir en voz alta "A MI NO ME ENGAÑAN".




Ya está disponible el ensayo
"Las Falacias que nos rodean", de distribución libre y gratuita.

lunes, 27 de marzo de 2017

Una falacia autocontenida: Acusar de tener intereses


A estas alturas tenemos claro que falacias hay de muchos tipos. Cuando se han ido sufriendo muchas de ellas, las personas menos avezadas poco a poco habrán ido cayendo por el camino, y sólo los que tengan un espíritu más fuerte seguirán adelante.

Cuando es grande la resistencia del ciudadano cuyo cerebro la casta intenta anular, se empiezan a aplicar falacias de resistencia, y esta es una de ellas.

Su aplicación es sencilla. Si eres una persona con inquietudes sociales, y tratas de impedir alguna injusticia sobre un colectivo, y además tienes alguna relación directa con lo que estás defendiendo, te acusarán de tener claros intereses con ese tema, y te acusarán de actuar no por un interés social, sino de ser egoísta. ¿Y si no hay ninguna relación directa? Serás acusado de tener relación, intereses y simpatías con a quienes defiendes, con el argumento de que “aunque no pueda saberlo y no pueda acusarte, esos intereses seguro que existen. Si no, no pondrías tanto empeño en defender esta causa”.

Cree el ladrón y el cargo de confianza puesto a dedo, que todos son de su misma condición.

Es decir, si desfalleces en el intento, el problema no se soluciona. Si no desfalleces, te acusan de tener algún interés personal oculto, que ni el Mossad es capaz de averiguar, pero bueno, ese interés personal oculto existe.

Hay otra variante al aplicar la falacia, y es decir que, si no formas parte del colectivo acerca del cual haces la denuncia, entonces no puedes protestar al respecto. Por ejemplo, si estás gordito, no puedes protestar en contra del hambre. Si tienes casa, no puedes protestar contra los desahucios, y si tienes titulación universitaria, no puedes protestar contra los recortes en educación, porque tú ya tienes tu título. Dicho sea de paso, si tienes hambre y protestas contra el hambre, o estás estudiando y protestas contra los recortes en educación, te dirán que protestas por egoísmo, porque sí formas parte del colectivo acerca del cual haces la denuncia. Es decir, estarías actuando por egoísmo, y eso quita razón a tu queja.

Lo más triste de esta falacia es que la casta cuenta como cómplices para su aplicación con quienes ya han sido víctimas de esa falacia.

Así, a los estibadores en su momento les pareció bien que se ampliaran los horarios del comercio minorista, para así poder tener más tiempo para comprar. Los trabajadores del comercio minorista que sufrieron recortes, terminan apoyando que los pilotos o controladores tengan menos privilegios, se oponen a que luchen por conseguir objetivos para el colectivo del cual tienen intereses. Después, esos controladores se pondrán en contra de los mineros que están luchando por sus intereses, y con las minas ya cerradas y la industria sin reconvertir, los mineros en el paro criticarán ferozmente a los estibadores por defender los intereses de su colectivo, y así se cierra el círculo. En definitiva, nosotros nos oponemos a que nosotros luchemos por nuestros intereses.

Muy en relación con esta falacia, casi se puede considerarla como una variante, está la de la eliminación de privilegios. En la anterior secuencia de distintos colectivos a los que se ha ido atacando, es una constante que se use la expresión “eliminación de privilegios[1]” para justificar el recorte que tocara aplicar en cada momento.

Por ejemplo, en el caso de los estibadores, se dice que el trabajo que desempeñan, no excesivamente complejo, no justifica que cobren hasta 100.000 euros al año, cuando cualquiera de los millones de parados del país estaría dispuestos a hacer ese trabajo por 20.000 o incluso menos. No es que eso no sea cierto, pero la manipulación viene del hecho de que eso no se aplica con otros colectivos cuyos privilegios están blindados, y les permiten ingresar muchísimo más que un estibador, un controlador aéreo o un dentista.

Por ejemplo, hay presidentes de eléctricas y de bancos que tienen sueldos de varios millones de euros al año. El trabajo que desempeñan esos cargos estaría dispuesto a hacerlo cualquier parado por 60.000 euros al año, y que no trate nadie de convencer de la gran dificultad que tiene presidir un banco o una eléctrica, porque no cuela. No digo que sea fácil, pero no es más difícil que gestionar una panadería de barrio, manejar una grúa de puerto, los controles de un aeropuerto o diseñar una caldera. Los presidentes de bancos y eléctricas son unos privilegiados, y esos privilegios no se discuten.

Otra cosa es la manera, el medio mediante la cual cada colectivo haya conseguido sus privilegios. Los presidentes de bancos y eléctricas los han conseguido dándole puertas giratorias a los políticos de turno, y los estibadores o controladores los consiguieron haciendo huelgas. Y aquí entra otra vez la maquinaria de hacer falacias, para convencernos de que conseguir privilegios haciendo huelgas es algo terrible, mientras que obtenerlos haciendo favores a los políticos, no es tan grave, entra dentro del carácter de la picaresca española y ya tal. Se le resta importancia.

Si vamos a eliminar los privilegios, cosa que no me parece mal, comencemos eliminando los más escandalosos: la capacidad para heredar la jefatura del estado, los sueldos de millones de euros de los presidentes de bancos y eléctricas, el dinero de la PAC[2] que se destina a terratenientes que reciben grandes sumas de dinero por tener tierras improductivas y muchos otros. Cuando el sueldo de los altos cargos de todas las empresa eléctricas esté limitado a 80.000 euros al año, entonces hablamos de los privilegios de los camioneros, controladores o médicos.




[1] Se puede buscar en internet “privilegios mineros”, “privilegios estibadores”, “privilegios controladores”, “privilegios camioneros” y observar la preeminencia de ciertos periódicos en los resultados obtenidos. Por el contrario, en la búsqueda de “privilegios banqueros” o “privilegios eléctricas”, esos periódicos dejan de aparecer y tan sólo se referencian comentarios en fuentes alternativas o antisistema.
[2] Política Agraria Común (de la UE). Uno de los puntos más criticados es que la cuantía de las subvenciones dependa de la superficie poseída por cada beneficiario, más que de la productividad o el empleo creado.

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